miércoles, 13 de mayo de 2009

Mi felpudo

Ayer me compré un felpudo. El felpudo de mi casa, de nuestra casa, nuestro piso, nuestro futuro hogar. Es sencillo, nada llamativo, ni grande ni pequeño. Ahora, cada vez que vaya allí, me limpiaré los zapatos en él y podré entrar sin preocuparme por manchar el suelo.

Cuando me mude, cada día cuando regrese a casa después de trabajar, dejaré en el felpudo la suciedad de fuera y podré mantener limpio el interior más fácilmente. Será la primera cosa del exterior que pise cuando salga, y la última cuando entre. Cada persona que me visite limpiará sus zapatos en él antes de que le de la bienvenida y la invite a pasar, y será el primer objeto de casa que mis invitados verán y usarán.

Lo he colocado concienzudamente, exactamente en el centro de la puerta, ni muy alejado ni muy pegado, en el sitio justo. Justo después de colocarlo me puse sobre él, me limpié los zapatos, saqué las llaves, abrí la puerta y entré.

Hasta hoy he llamado a mi piso siempre así, “mi piso”, “nuestro piso”, pero creo que voy a empezar a llamarlo “mi casa”, “nuestra casa”, porque es así como la siento, como un lugar para vivir, no como un objeto más que he comprado.

Un felpudo del leroy merlin: 8 €.
La sensación de que estamos construyendo un hogar: No tiene precio.

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