lunes, 19 de julio de 2010

Jóvenes glorias

Rossi ha vuelto a participar en una carrera del mundial de motociclismo sólo 6 semanas después de una grave lesión (se partió la tibia y el peroné), decían que había perdido la temporada pero este fin de semana ha corrido, y ha quedado 4º. La gente dice que es una máquina, que es el mejor, le alaban en televisión, radio y prensa, todos le admiran... a mi me da pena. Porque qué necesidad tienes de jugarte tu integridad física cuando ya has ganado 9 campeonatos del mundo, ¡9! Eres el mejor piloto de la historia y lo vas a ser por muuuuuuuuuuuuuucho tiempo, ¿para qué te juegas el pellejo? Sólo se me ocurre una cosa: qué lo único que le importa y le llena en la vida son las motos. Y eso es muy triste...

Este mismo sentimiento me inspiran otros grandes deportistas como Michael Schumacher o Lance Armstrong. Han llegado a lo más alto, no a lo más alto de su tiempo sino de todos los tiempos, y sin embargo después de una retirada en la cúspide de su carrera llena de honores, se empeñan a volver. ¿Por qué?, pues porque sencillamente no son felices haciendo otras cosas.

¿No es patético? Son jóvenes y están podridos de pasta. Tienen familias felices, podrían disfrutar de ellas, podrían ocupar su tiempo a ayudar a jóvenes promesas de sus respectivos deportes, o a hacer algo que no tenga absolutamente nada que ver con lo suyo, lo que, francamente, a mi me parecería más lógico... Se acabó tu vida deportiva, vive la real, disfrútala, ¡que encima eres millonario! Anda que no hay cosas interesantes que hacer con tu tiempo y con tantísimo dinero. Y sin embargo ahí están compitiendo y, como no puede ser de otra manera, fracasando.

No sé si llegarán a los 80 años, porque con lo que fuerzan la máquina se me antoja un poco complicado, por lo menos hacerlo en unas condiciones de salud aceptables. Pero si llegan, me los imagino en un cuartucho de su mansión, rodeados de trofeos y de fotos de sus mejores tiempos, ojeando viejos periódicos, incapaces de vivir, esperando la muerte.

Creo que la palabra que mejor les define es fanatismo, son unos fanáticos. Si yo fuera periodista no les elebaría a lo más alto por hacer algo que en cualquiero otro contexto que no fuera el deportivo sería una insensatez. Es más, si fueran familiares míos les intentaría convencer de que hay algo más en la vida que las motos, la F1, el ciclismo o el fútbol. Pero parece que en la sociedad actual se valora más la ambición que la sensatez, y si alguien pone en juego su vida o su salud para alcanzar la gloria deportiva es un héroe, y nadie se paraa pensar que detrás de esa persona puede haber una familia que sufre, porque temen que el hombre o la mujer que quieren puede hacerse daño, y porque saben que ellos nunca podrán llenar el vacío que dejará en sus vidas su prefesión.

viernes, 16 de julio de 2010

España campeona y unida



De toda la vida me he preguntado si verían mis ojos a España campeona de un mundial de fútbol, y mira tú por donde... ¡la han visto!

Menudo mes llevo, desde que empezó el mundial mi cerebro no daba para mucho más, estaba completamente obsesionada, sobre todo desde cuartos de final. Y lo he pasado mal en los partidos... pero mal mal... No hacía más que pensar "esto es absurdo, sentarme delante de la tele a sufrir, qué sin sentido...". Pero así son las pasiones a veces, ¿no?, absurdas y sin sentido.

Jo, qué increíble, ¡campeones del mundo!. El lunes no podía borrarme la sonrisa de la cara, escuchando el gol de Iniesta en la radio se me ponían los pelos de punta, ¡casi se me saltan las lágrimas! Y qué bonito estaba Madrid, con tanta gente llenando las calles, todos vestidos de amarillo y rojo.

El fútbol puede sacar lo peor y lo mejor de cada uno, está claro. Por un lado los grupos ultras de uno y otro bando hacen partido tras partido de liga exaltación de la violencia y, por otro, gana la selección española de fútbol el mundial y puedes ver en Madrid banderas valencianas, catalanas, canarias... y no pasa nada, porque de repente todo el mundo comprende que cada uno siente la camiseta de la selección a su manera y que no es incompatible seguir a España con llevar una bandera de lo que tu sientes tu hogar o tu patria.

Qué bien que sale todo cuando algo nos une... qué tolerantes y abiertos nos volvemos de repente. Al final voy a encontrarle el sentido a que el PIB del país ganador del mundial suba un cero con algo porciento, porque todo tiende a ir a mejor cuando el pueblo está unido, sea por lo que sea, incluso por el fútbol.