jueves, 30 de octubre de 2008

Ruth (3ª parte)

¡¡¡Ja!!! ¡¡¡Picasteis!!! No voy a hablar más de mí, se acabó. Una escribe 2 entradas sobre sí misma y ya todo el mundo se cree que la conoce… y hombre, dicho sea que me describo como nadie, pero tengo una complejidad interior también, no creáis, tampoco soy tan facilita de conocer. Bueno, por lo menos eso espero porque la verdad es que siempre es mejor tener un halo de misterio, así le interesas más a la gente, ¿no?

En fin, sólo quería informaros de que no va a haber más Ruth, que os empacháis, y de que no sé yo si esta semana escribiré más, porque con este tiempo y mi meteoropatía galopante, estoy desganada.

domingo, 26 de octubre de 2008

Una historia verdadera

Es el título de una película de David Lynch del año 1999, la última película que he visto. ¿Que qué tengo que decir sobre ella? Pues que es increíble, una obra maestra, me ha dejado un nudo en el estómago...

Hasta hoy no había escrito ninguna entrada sobre ninguna película en el blog (y eso que he visto muchas películas muy buenas últimamente), pero ésta me ha emocionado tanto, es tan conmovedora de principio a fin, que no podía hacer otra cosa.

Cuenta la historia de Alvin Straight, un anciano que recorre más de 500 Km. en una cortadora de césped para ir a ver a su hermano enfermo con el que lleva sin hablarse 10 años. Es una historia sencilla, llena de vida. Cada conversación, cada plano, todo es emocionante. Te mantiene constantemente la sensibilidad a flor de piel, la carne de gallina. La consecuencia de esto es que cualquier escena, por sencilla que pudiera parecer en un principio, conseguía que se me humedecieran los ojos. Aunque bueno, esto tal vez no sea aplicable al resto de la gente, ya que he de reconocer que para las películas soy bastante llorona…

El actor protagonista, Richard Farnsworth, sufría un cáncer terminal de huesos mientras estaba rodando la película, tenía muchos dolores durante los rodajes. Fue nominado al óscar por esta interpretación y poco pues de esto se suicidó pegándose un tiro en la cabeza. Ni que decir tiene que cuando sabes esto la emotividad de cada una de sus apariciones se multiplica por 2...

Y nada más que añadir, sólo que veáis la película, porque de verdad que es una maravilla. Los paisajes, la banda sonora, los personajes... todo. Eso sí, no descarto la posibilidad de que si alguno de vosotros me hace caso y la ve, opine que es un coñazo soberano, porque en realidad no pasan muchas cosas a lo largo de la hora y 45 minutos que dura...¿mi opinión? ¡¡¡Tenéis la sensibilidad en el culo!!! Venga, vale, que no, que yo respeto todas las opiniones, soy una mujer tan comprensiva y tolerante, que hasta puedo comprender y respetar las opiniones de una panda de insensibles sin corazón ni sentimientos…:-P. En fin, vedla y me contáis, ¿ok? Hasta la próxima.

PD: Para los que conozcáis a David Lynch pero no hayáis visto "Una historia verdadera", os diré que si os disponéis a verla cambiéis el chip, que olvidéis "Mulholland Drive" o "Terciopelo azul", porque este es un David Lynch que no os imaginaríais jamás que pudiera existir.

miércoles, 22 de octubre de 2008

Chicle

Ayer tuve un momento de nostalgia infantil-adolescente. Estaba en el curro masticando un chicle de estos modernos, sin azucar y de un tamaño microscópico, cuando de repente hice una pompa. Bueno, pompa, pompa... más bien hice un ruidito con el chicle. Y entonces un montón de imágenes se agolparon en mi cabeza. Me acordé del boomer, del bubalou, del chewin, de los "chicles de verdad". Esos que hacian POMPAS enormes que explotaban y se te pegaban por los labios, las mejillas y la nariz.... Aaaaaaayyyyyyyysssssss, qué tiempos!
Yo es que era mucho de pompas, la verdad, y nunca hasta ayer me había dado cuenta de lo que las echo de menos. ¿Existirá algún chicle en el mercado me me permitiera revivir el placer que me suponía llenarme toda la cara de chicle e ir corriendo hacia mi madre y enseñársela para que se pudiera hacer una idea de lo gigantesca que había sido mi pompa? Si existe y alguien tiene conocimiento de ello, por favor que se ponga en contacto conmigo, me haría muy pero que muy feliz...

domingo, 19 de octubre de 2008

Cortocircuitos cerebrales

Sí, habéis leído bien, mi cerebro sufre cortocircuitos, y muchos… No voy a revelar nada nuevo a nadie que me conozca un poco si digo que soy bastante olvidadiza y despistada, pero eso sólo es la punta del iceberg. A veces pienso que el comportamiento de mi cerebro es verdaderamente digno de estudio, porque no es normal lo que me pasa, ¡a mi edad!.

Por ejemplo, aproximadamente el 10 % de las veces que voy a decir algo de repente ¡crak!,¡cortocircuito!, y se me olvida... además, muy a mi pesar, la mitad de esas veces no recuerdo nunca lo que iba a decir...

¿Más ejemplos? Pongamos que estoy sentada en el sofá del salón de mi casa y pienso “mmm, tengo sed, voy a beber agua”, entonces me levanto y me dirijo a la cocina. Cuando llego allí ¡crak!,¡cortocircuito!, y pienso “¿para qué coño venía yo a la cocina?”.

Incontables son las ocasiones en las que meto una taza de leche en el microondas para beberme un café calentito y esa taza se queda allí en el olvido, y una hora después cuando mi madre va a hacer lo propio, abre el microondas y, ¿a que no sabéis que hay dentro?, efectivamente una taza, y con leche fría fría...

Sin ir más lejos hoy he metido un bote de cera tibia a calentar en el anteriormente mencionado microondas, después he ido al baño a por un espejito y a hacer mis necesidades. No sé si el “¡crak!” ha sido mientras iba hacia allí, mientras me miraba un grano en el espejo o mientras me colocaba el pelo, pero el caso es que ha habido cortocircuito fijo… Pasada una hora (o más…) me he encontrado con el botecito en cuestión y he recordado que en algún momento del día había querido hacerme la cera, así que ya que estaba todo dispuesto, pues me la he hecho... más vale tarde que nunca, ¿no?

También me pasa un montón de veces que voy a hacer algo y me quedo en blanco, de repente no tengo ni la más remote idea de lo que iba a hacer. Entonces me paro y pienso “venga Ruty, concéntrate, recuerda lo que ibas a hacer”, y tras unos segundos de concentración casi siempre me acuerdo… ¡menos mal! Pero oye, a una la deja preocupada, que si con 27 años estoy así, ¿qué será de mí a los 70?

Sí, sí, sí, sé que es muy triste, pero no puedo hacer nada para evitarlo. A lo mejor debería de ir al neurólogo a que me diera electro-shocks o algo así, que me rapen el pelo, me peguen unas cuantas ventosas y me den descargas, lo mismo de esa forma los cortocircuitos desaparecen…¡Va! Pensándolo mejor no me arriesgo, que todo sea que además de seguir en la parra tenga que llevar el pelo rapado, no creo que me favoreciera. Además la gente que me quiere me acepta como soy, ¿o no?

miércoles, 15 de octubre de 2008

La influencia que la crisis ejerce en mí

Me he sorprendido a mi misma escribiendo en un mail dirigido a mi novio lo siguiente:

"Por cierto que el euribor sigue bajando, a ver si sigue así y la media de este més no sube del 5,4. Además el yen aguanta y no sube de los 140."

Me ha faltado comentar la suave caída de las bolsas después del rebote de ayer que las permitió coger aire tras la jornada histórica del Lunes...

Desde luego si para algo está sirviéndome la crisis es para aprender un montón de economía (un montón más que antes, quiero decir, no un montón en general, sigo sin tener ni idea....). Utilizo términos en mi lenguaje habitual que hace 6 meses o bien no sabia que existían, o bien no sabía lo que significaban.

No hay mal que por bien no venga.

domingo, 12 de octubre de 2008

Sobrevivir al fracaso

El Viernes vi la película “Separados”, no sé si sabréis cual es, es una de Jennifer Aniston y Vincent Vaugh en la que una pareja rompe y… vaya, creo que no pasa nada más, simplemente una pareja rompe… En fin, dejando a parte la crítica de la misma, la película me trajo algunos recuerdos, todos malos, sobre cierto momento de mi vida. Claro que he de decir que no se parecía en absoluto a lo que me pasó a mi, ya que la ruptura que tiene lugar en el film se aleja bastante de las rupturas de la vida real, que aunque a veces la realidad supere a la ficción, lo de esta peli no hay quien se lo trague... ¡ups! iba a dejar a parte la crítica de la película, ¿no? Ya lo dejo, ya.

Yo, por suerte o por desgracia, sólo he vivido el final de una relación. Digo por suerte o por desgracia porque supongo que, aunque no es mi caso, habrá finales que te dejan un relativo buen sabor de boca y, aunque todo haya terminado, sientes que mereció la pena. Como ya he dicho, no es mi caso. Aunque no me voy a poner a contar aquí mi historia, no tengo ganas de hacerlo, la verdad, sólo quiero intentar describir lo que se siente (o por lo menos lo que yo sentí) cuando todo se acaba.

Cuando dejas a alguien después de casi 4 años de relación, es porque no puedes más, porque estás cansada de luchar, de buscar una solución a algo que no la tiene. Estás hundida en el fango, y cuanto más intentas salir, más te hundes.

Cuando llevas tanto tiempo de relación, ya das por hecho que él es el hombre de tu vida, imaginas tu futuro siempre a su lado, conoces a su familia y él a la tuya, compartís todo. Y de repente tienes que tomar “esa” decisión, y os puedo asegurar que es mi caso fue la decisión más difícil de toda mi vida, y también la más acertada, aunque eso lo sé ahora.

Lo que yo más recuerdo es la sensación de completo fracaso, sientes que llevas mucho tiempo trabajando en algo, poniendo toda tu ilusión y tus energías en seguir adelante, y de repente todo se va a la mierda. Además, cuando eres tú la que rompes, tienes que cargar con el insoportable peso que supone hacer daño a otra persona, y no a otra persona cualquiera, sino a una de las más importantes de tu vida durante los últimos años. Tienes que luchar contra la compasión que sientes hacia él, porque si te vence puedes dar marcha atrás (cuántas veces estás a punto de hacerlo…) y retomar una relación por compasión es el error más grande que se puede cometer.

También estás profundamente decepcionada. Decepcionada contigo, con él, con el amor, con la vida en general… y piensas de manera pesimista, sobre todo en todo lo que a la relación hombre-mujer se refiere, y dejas un poco de ser tú.

Pero el tiempo lo cura todo, y recuperas la fe en el amor, y te enamoras. Entonces todos los recuerdos malos va a parar a un pequeño rinconcito de tu cerebro, donde poco a poco son sepultados bajo nuevos recuerdos, recuerdos maravillosos formados al lado de una persona igualmente maravillosa que te hace feliz, te quiere y te respeta.

Eso va por ti, amor mío, te quiero muchísimo.