Porque sí, por si no lo sabéis o no lo habéis deducido de mi frase anterior, os informo de que odio la Navidad con todas mis fuerzas, la eliminaría del calendario sin pensármelo ni un minuto, aunque eso significara quedarme sin días de fiesta, me da igual. Las vacaciones me las pediría en otro momento, o en el mismo, pero sin navidad. Eso sí, no creáis que un odio irracional, para nada, es un odio basado en aspectos concretos de esta época que no puedo soportar, a saber:
- Las compras compulsivas: De regalos y comida… y cuando termina ¡¡¡vienen las rebajas!!! ¿estamos todos locos o qué?
- La familia: Yo es que a la mía la prefiero en pequeñas dosis bien separaditas las unas de las otras, pero en nochebuena y nochevieja tendemos a aglomerarnos… y no va bien, no va bien…
- La tele: no hay quien la vea casi durante todo el año, pero lo de la Navidad es exasperante... ¿cuántas galas benéficas podrán retransmitir?
- El “espíritu navideño”: Es la época de la felicidad y la solidaridad, y todos tenemos que ser buenos… ¡me niego! Como odio estas fechas voy a ser peor que el resto del año, si cabe.
- Las cenas: Cebarse así sin sentido, tantos días seguidos…
- Los recuerdos: Cuando has perdido a alguien, estas fechas son lo más lúgubre que hay… con eso de que hay que estar felices y en familia…
- Los papás noeles: Esos que cuelgan de ventanas y terrazas… los quemaba todos, en serio, no dejaba ni uno.
Y esas son las razones por las que aborrezco la Navidad, o por lo menos las razones principales, que seguro que alguna se me olvida.
Algún día cuando tenga pasta, me encantaría irme a un país remoto, el que sea, pero donde todo el mundo sea musulmán, budista, sintoísta o hindú, me da lo mismo, cualquier religión me sirve excepto la cristiana. Y donde no haya luces, ni villancicos, ni campanadas, ni uvas, ni turrón, ni mazapán… ¡¡Aaaaaayyyyyyyssssss!! Sería increíble…