martes, 10 de marzo de 2009

Carta al Papa

Querido Benedicto:

Me dirijo a usted para darle algunos consejos desde mi humilde posición.

El camino por el que está guiando a la Iglesia católica no lleva a ningún lado… se lo digo sinceramente. Es que parece que ustedes van por libre, cierran los ojos a la realidad social del mundo de una manera bastante preocupante. ¿Tiene tele en el vaticano?, ¿leen el periódico? Qué digo el periódico, ¿leen libros? La Biblia no me vale…

Me siento obligada a comentarle cierto aspecto de la sociedad actual que sospecho no conoce. Mire, los jóvenes tienen sexo, y siento decirle que lo tienen sólo por diversión, sin ninguna intención de procrear y sin estar casados. Esto es así, y no tiene nada de malo. Vamos que no me imagino a Dios preocupado por eso, la verdad, no creo que divertirse (responsablemente) sea pecado… no me suena que estuviera escrito eso en las tablas de Moisés. Así que en pleno siglo XXI ustedes sigan proclamando que no se utilicen anticonceptivos y que se llegue virgen al matrimonio… no tiene ningún sentido, ¿no lo ve? Ha llegado a ser papa, luego doy por hecho que usted es una persona inteligente, así que lo tiene que ver, hombre. Y también tiene que darse cuenta de que su posición no ayuda nada más que a que se expanda el VIH y haya un montón de adolescentes con hijos por ahí… y eso es malo. Hay millones de católicos que siguen lo que ustedes predican a pies juntillas, lo cual les carga de una responsabilidad enorme, reflexione sobre ello, evolucione un poco.

Otro tema en el que me gustaría que se parara a reflexionar es en el de la investigación con células madre. Podrían volverse un pelín más flexibles a este respecto, ¿no? Que esas investigaciones pueden salvar muchas vidas y mejorar muchas otras… si tuviera un hijo con diabetes, ¿no le gustaría que pudiera llevar una vida normal sin tener que pincharse 3 veces al día? Ah, perdón, que ustedes no pueden tener hijos… ni sexo… Mmmmmmm, vaya, lo mismo he dado con la clave de su intransigencia sin querer, tal vez si no existiera el voto de castidad y pudieran casarse y ser padres, entonces se volverían más humanos y podrían comprender más fácilmente los puntos de vista de la gente “normal”.

Como sé que es usted un hombre ocupado, voy a dejar para otra ocasión el tema de la eutanasia y el aborto, que además es una posición (la suya) que respeto, lo cual no quiere decir que la posición que toma en los dos temas anteriores no tenga mi respeto… bueno, en realidad no lo tiene, discúlpeme por el atrevimiento, pero es que en las tablas de Moisés si que ponía “no mentirás”, así que no puedo mentirle.

En resumen, si el calendario (calendario cristiano, por cierto) dice que estamos en el siglo XXI, ¿por qué se empeña en estancarse en la edad media? Hay que adaptarse a la realidad del mundo que se extiende más allá del vaticano… háganselo mirar…

Un humilde y agnóstico saludo.
Ruth.

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