lunes, 1 de marzo de 2010

Irán y el siglo XXI

Hace poco vi un documental en la noche temática de la 2 que se ha quedado grabado en mi retina: "Transexuales en Irán". No, no llegaba de fiesta ni me había fumado ninguna sustancia estufefaciente, y no, no lo confundí con el nuevo programa de Rafa Méndez. Os prometo que trataba sobre transexuales en Irán.

Al ver de que iba el tema lo primero que pensé es en lo mal lo tenía que pasar esta gente en Irán... pero estaba equivocada. Hombre, está claro que sus vidas no son caminos de rosas, pero en Irán, al contrario de lo que ocurre con la homosexualidad, la transexualidad es avalada legalmente por el gobierno de Homenei, ¡toma ya!

Es el único país del mundo que cambia tu partida de nacimiento tras una operación de cambio de sexo. Y es que, según esta gente, Alá se puede equivocar al crear a un ser humano y puede meter un cerebro de hombre en un cuerpo de mujer o al revés. Que bien mirado es lógico, ¿quién no se ha equivocado alguna vez y ha metido el pie derecho en un zapato del pie izquierdo? Así que nada, ¿que Alá se equivoca?, pues ya lo arreglamos nosotros, no hay problema. Pero lo de los maricones no, eso es antinatural, Alá no puede meter en un cerebro de hombre el chip de que le gusten otros hombre, ni en un cuerpo de mujer el chip de que le gusten otras mujeres. Esa gente son viciosos y merecen morir. Porque, por si no lo sabéis, la homosexualidad es delito capital, y desde la revolución islámica han ejecutado a cerca de 4000 homosexuales.

Esta doble vara de medir provoca que muchos gays cambien de sexo, porque esa es la única posibilidad de poder compartir sus vidas con una persona de su mismo sexo. Pensad en cuán desesperada debe de estar esta gente para cambiar sus vidas de una manera tan radical. Porque en ese país ser una mujer no significa únicamente no tener pene, significa no tener derechos. Así que un montón de hombres renuncian no sólo a su cuerpo, sino a su dignidad.

¿Todo esto no os parece terrorífico? Yo no salgo de mi asombro... que estamos en el siglo XXI... Claro que, no es que quiera comparar, pero la Iglesia Católica tampoco reconoce la homosexualidad como algo fisiológico... Que sí, que a día de hoy nadie mata homosexuales en nombre de Cristo, en eso han evolucionado, pero no me negaréis que su postura no es absolutamente anacrónica.

En fin, pensándolo bien, creo que cada día que pasa la religión se va convirtiendo en sí misma en un enorme anacronismo. ¿La religión o las instituciones religiosas? Sea lo que sea es una pena.

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