Rossi ha vuelto a participar en una carrera del mundial de motociclismo sólo 6 semanas después de una grave lesión (se partió la tibia y el peroné), decían que había perdido la temporada pero este fin de semana ha corrido, y ha quedado 4º. La gente dice que es una máquina, que es el mejor, le alaban en televisión, radio y prensa, todos le admiran... a mi me da pena. Porque qué necesidad tienes de jugarte tu integridad física cuando ya has ganado 9 campeonatos del mundo, ¡9! Eres el mejor piloto de la historia y lo vas a ser por muuuuuuuuuuuuuucho tiempo, ¿para qué te juegas el pellejo? Sólo se me ocurre una cosa: qué lo único que le importa y le llena en la vida son las motos. Y eso es muy triste...
Este mismo sentimiento me inspiran otros grandes deportistas como Michael Schumacher o Lance Armstrong. Han llegado a lo más alto, no a lo más alto de su tiempo sino de todos los tiempos, y sin embargo después de una retirada en la cúspide de su carrera llena de honores, se empeñan a volver. ¿Por qué?, pues porque sencillamente no son felices haciendo otras cosas.
¿No es patético? Son jóvenes y están podridos de pasta. Tienen familias felices, podrían disfrutar de ellas, podrían ocupar su tiempo a ayudar a jóvenes promesas de sus respectivos deportes, o a hacer algo que no tenga absolutamente nada que ver con lo suyo, lo que, francamente, a mi me parecería más lógico... Se acabó tu vida deportiva, vive la real, disfrútala, ¡que encima eres millonario! Anda que no hay cosas interesantes que hacer con tu tiempo y con tantísimo dinero. Y sin embargo ahí están compitiendo y, como no puede ser de otra manera, fracasando.
No sé si llegarán a los 80 años, porque con lo que fuerzan la máquina se me antoja un poco complicado, por lo menos hacerlo en unas condiciones de salud aceptables. Pero si llegan, me los imagino en un cuartucho de su mansión, rodeados de trofeos y de fotos de sus mejores tiempos, ojeando viejos periódicos, incapaces de vivir, esperando la muerte.
Creo que la palabra que mejor les define es fanatismo, son unos fanáticos. Si yo fuera periodista no les elebaría a lo más alto por hacer algo que en cualquiero otro contexto que no fuera el deportivo sería una insensatez. Es más, si fueran familiares míos les intentaría convencer de que hay algo más en la vida que las motos, la F1, el ciclismo o el fútbol. Pero parece que en la sociedad actual se valora más la ambición que la sensatez, y si alguien pone en juego su vida o su salud para alcanzar la gloria deportiva es un héroe, y nadie se paraa pensar que detrás de esa persona puede haber una familia que sufre, porque temen que el hombre o la mujer que quieren puede hacerse daño, y porque saben que ellos nunca podrán llenar el vacío que dejará en sus vidas su prefesión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario